La bandera de Costa Rica se levantaba en lo alto del Tour Mundial de Surf. Fue ahí cuando Carlos “Cali” Muñoz empezó a llorar. Sí, a llorar de la alegría. Era la primera vez que un tico participaba en uno de los eventos más importantes de este deporte, pero lo más increíble fue como aquel joven de 21 años derrotaba al brasileño Gabriel Medina, catalogado como el mejor del mundo.
Nadie lo podía creer. Cali tampoco. ¿Cuántas veces lo soñó? Esperó el resultado acostado sobre su tabla. Bajó su cabeza como si estuviera rezando y en la televisión, los comentaristas del heat debatían si Cali superaría la calificación de 13.70 que había cosechado Medina. Al mismo tiempo un grupo de compatriotas cantaban el “Oeee oeee ticos” en la arena de la playa Trestles, en California.
Los jueces tomaron la decisión y Cali obtenía una calificación de 13.90. Increíble. Un tico derrotaba al mejor del mundo. Cali no lo podía creer y empezó a llorar. Los ticos celebraban y la bandera de Costa Rica se levantaba en lo alto del podio de aquel 11 de setiembre.
Ni yo, María del Carmen Herrera, que soy la mamá de Cali lo podía creer. Siempre lo he visto como mi hijo, el que compite y que quiere salir adelante, pero verlo llegar a este punto es algo glorioso. Es súper emocionante y una se queda sin palabras.
Verlo desde pequeño hasta este momento donde gana la primera fecha del Tour es algo increíble. Las emociones son tan fuertes que no sé cómo explicarlo. Este es el fruto, los resultados que él ha obtenido desde pequeñito, y es que él siempre ha sido así.
Una veintena de ticos cantaban eufóricos. Tres banderas ticas y una camiseta de la Sele se observaban entre la hinchada, al lado de los símbolos que identificaban al máximo exponente del Surf de Costa Rica. La mayoría portaba una camiseta blanca con el rostro del atleta y el hashtag #GoCarlos. Pero Cali solo les levantaba su pulgar izquierdo y sonreía. Esa sonrisa suya, parece ser eterna.
Cali nació en Granada, pero creció en Aserrí y luego terminó de criarse en el Océano Pacífico. Hace unos años se tatuó su fecha de nacimiento (28 de enero de 1993) entre sus dedos: en la mano derecha tiene el 28/01, y el año 1993 en la mano izquierda.
Pero que compitiera en el extranjero yo nunca lo imaginé. A mí me gustaba que hiciera deporte, porque lo mantenía alejado de las drogas, de la delincuencia. Máximo que vivíamos en un pueblito pequeño, en Esterillos Oeste y ahí hay más droga. Viera que llegan muchos bichos de afuera, entonces para mí era preferible que estuviera haciendo deporte.
A mí al principio lo del surf no me gustaba, era algo terrorífico. Yo pensaba que en cualquier momento lo agarraba un tiburón, o ya veía en qué momento lo agarra un lagarto o una corriente y se me ahogaba. Para mí era algo preocupante. Muchas veces me decía que se iba a jugar bola y en realidad estaba en el agua. Yo lo sabía, pero prefería verlo ahí y no en la calle.
La sonrisa de Cali es eterna desde que a los 10 años conoció la playa en Esterillos. Con esa misma sonrisa en noviembre del 2014 agradeció a los 14. 927 seguidores que le dieron la oportunidad de ser parte del Hurley Pro, por medio de una votación en internet. Así él viviría el momento más gratificante de su corta vida.
Para una madre, esto es de mucha inspiración. Él es un muchacho que le pone y se sacrifica. Él se juega el todo por el todo por nada y es algo muy lindo. Es de admirar. Llegó un punto en el que me llamaban mala madre y la gente decía “allá van los hijos de la mala madre”.
Pero a mí no me interesaba lo que la gente decía. Yo lo que quería era tener a mis hijos alejados de las drogas y dándome los resultados en la escuela que yo quería. A Cali le exigíamos que si quería surfear tenía que traer buenas notas, sino le escondía la tabla. Y él lloraba.
Y esa sonrisa eterna también se dibujó en mayo del 2009. Cali arrasó con todo. A sus 16 años ganó el torneo Open, es decir la categoría mayor de Costa Rica, el torneo Junior y a la vez el Boys. Con apenas 16 años le ganó a todos.
Fue así como aquel joven de piel morena y con un bigote característico siempre estudió con becas. Incluso la Asociación Internacional de Surf lo becó en dos ocasiones, al igual que el Colegio Bilingüe María Inmaculada. Cali siempre tuvo que ser un verde. Siempre tuvo que sacar buenas notas.
De hecho, antes de conseguir patrocinadores internacionales como Red Bull y Volcom, Muñoz tuvo la oportunidad de que un hotel lo apoyara, pero de igual manera le exigía buenas notas. En esa época era normal que cinco chiquitos de Esterillos salieran a pedir ayuda a todos los hoteles de la zona, para ver si iban al circuito nacional de Surf. Nombres como Arturo Quirós y sus compañeros de equipo Danny Biskho, Alberto Muñoz (hermano), Anthony Segura y Maikol Torres siempre estuvieron al lado de él.
Desde pequeños, yo siempre los he acompañado en todo lo que han querido hacer. De pequeñito le gustaba el béisbol y era muy bueno. También le gustaba el fútbol y era muy bueno de delantero. Le metía bastante al fútbol, hasta que llegó el surfing. Pero todo el tiempo he andado con ellos. Yo soy nicaragüense, mi mamá murió cuando tenía 12 años y me vine para Costa Rica.
En el mar mucha gente le decía: “Cali bote ese machete”, o “¡que lindo machete que lleva entre el brazo!” para referirse a la tabla de surf. Pero él no hacía nada malo, solo ir al mar.
Pero fue ese segundo jueves de setiembre, bajo un brillante sol californiano, cuando Cali se sorprendió a asimismo. Vestido totalmente de negro le regaló un día glorioso al surf costarricense y demostró como un invitado desconocido lograba superar al número uno del mundo en tan solo 14 segundos.
“‘Cali’ Muñoz debuta a lo grande en el Tour Mundial de Surf”, titulará el periódico Al Día un día después del hecho. “Surfista tico vence al mejor del mundo”, relatará la portada de Diario Extra, acompañado de una foto de Cali domando la ola ganadora.
Hay gente que dice que somos nicas, pero le puedo enseñar la cédula de que somos ticos. Vivimos eternamente agradecidos con Costa Rica porque es el que nos ha dado el crecimiento y los valores que tenemos.
Yo siempre le he dicho a él que uno nunca debe olvidar de donde viene, y nosotros hemos sufrido mucho en otro país. Usted sabe cómo se denigra al nicaragüense aquí y así empezamos a luchar el papá y yo. Ahora vivimos eternamente agradecidos con todas las personas que nos han ayudado, vivimos eternamente agradecidos con Dios, y siempre le digo a Cali que se mantenga humilde, porque muchas cosas como llegan, se van.
Yo lo veo como el número uno, soy la mamá y para mí él es simplemente admirable.
“‘Cali’ Muñoz consigue histórica clasificación en su debut en el Tour Mundial de Surf”, anunciará el Diario La Nación, mientras que La Prensa Libre recopilará las declaraciones del tico ese histórico jueves: «No puedo creer cómo sucedió todo».
Fue así como hace unos años Cali se tatuó su fecha de nacimiento: en la mano derecha se visualiza el 28/01, el año 1993 en la mano izquierda, y desde hace unos meses el 11/09 en el alma.
Johel Solano Castillo